Desde su refugio en un castillo alemán, Parisicilia arremete de nuevo contra la poesía, indiferente a reglas y convencionalismos. La autora nos invita a zambullirnos en el no-tiempo, a combatir contra la irrealidad de las horas, a través de una delicada red de poemas y de linograbados oníricos, profundamente simbólicos.
La vida, todo, es un presente orgánico, por el que se fugan y penetran los sentimientos, el pasado, las emociones, la memoria y el futuro. Un presente de mil caras que nos transporta a otras dimensiones no menos reales, a las que nos guía la autora, como a sus ángeles, que…
por el prisma se van
a plantar tomates en el aire.
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