“No podemos desconectar de nuestro cuerpo, de menstruar, de hormonar, de expresar emociones… Nos queda camino aún por recorrer para ser mujeres independientes de forma económica, emocional y sexual. En ese camino, libros como este nos liberarán un poco más”.
Son algunos de los mensajes que ha recibido la autora de Querida monstruación. Diario de una exploradora en el país de las hormonas, un libro que se ha cocinado a fuego lento, como todo lo que hace su autora, pero con la llama precisa.
“Pedagógico, didáctico, ilustrativo, entretenido y valiente”, dice un lector. “Para las que nacimos en los 80, especialmente mujeres, es un viaje en el tiempo entrañable, algo canalla, didáctico, pero sobre todo reivindicativo. Expresa sin tabúes el choque cultural, religioso y la explosión del desarrollo femenino; las inseguridades y mensajes contradictorios con los que tuvimos que lidiar hasta la adultez (…) y cómo tuvimos que definir, a título individual, cómo queríamos vivir nuestro cuerpo y sus procesos naturales. Me llevo aprendizaje y risas a carcajadas”, dice una lectora, y otra completa así: “No podemos desconectar de nuestro cuerpo, de menstruar, de hormonar, de expresar emociones… Nos queda camino aún por recorrer para ser mujeres independientes de forma económica, emocional y sexual.
En ese camino, libros como este nos liberarán un poco más”. Son algunos de los mensajes que ha recibido la autora de Querida monstruación. Diario de una exploradora en el país de las hormonas, un libro que se ha cocinado a fuego lento, como todo lo que hace su autora, pero con la llama precisa. Mariajo Tabar es una lanzaroteña de Pamplona, “juntaletras”, dice ella, escritora y periodista, amiga de la ciencia y de las palabras y compañera de estas páginas.