Hablamos más sobre ese viento que «envuelve» tus cuentos. ¿Es la clave para entenderlos?
El viento es el eje, el marco de todos los cuentos. En cada uno de ellos participa de alguna manera. Aunque es un protagonista al que no se la ha convidado pero que se cuela por todos los rincones. Yo diría que cada personaje sufre sus propios problemas personales y vive sus circunstancias y, para colmo, tiene encima el problema de ese viento aún más coñazo que no se quita nunca de encima. Siempre hay un problema mayor y espeso que no deja ver la luz.
Si pudieras elegir un solo relato, ¿cuál sería y por qué?
Al final, después de tanto vestir y desvestir a tus personajes y tejer sus historias, acabas cogiéndole cariño a todos los cuentos. Pero, si me pusieran una pistola en la boca, tal vez el relato que considero más especial y mágico, es el de “Tocan a muertos”. Puede que contenga lo más fantasioso y a la vez humano de todo el libro y creo que es el que está más acabadito.
¿En qué momento nacieron las primeras palabras de Fuertevientos? ¿Cuándo surgió la inspiración?
Surgió en una gasolinera de un pueblo real y de conocer a la mujer que trabaja allí. Es la “Eva” del cuento “Todo se lo debo al viento”. De allí me vino la idea y el deseo de buscarle un aliado imaginario que la ayudara a escapar de su triste vida: “Mondadientes». A continuación bauticé a ese pueblo con el nombre de “Fuertevientos» y fui metiendo en él a sus variopintos habitantes que no distan mucho de este pueblo real que conozco.
¿Qué hay de verdad y de mentira en Fuertevientos? ¿Alguna semejanza con la realidad?
Hay mucho más de verdad que de mentira. Todos los personajes de mis cuentos están, de una manera u otra, sometidos a la voluntad de este viento que les cambia las costumbres y los va erosionando pero del que no huyen. Yo creo que todos podemos vernos reflejados en ellos. ¿Quién no tiene algún viento en su vida que no le deja vivir en paz? ¿Acaso no sufrimos diariamente la erosión de los medios de comunicación, de los políticos, de las malas noticias, del pesado de turno que no para de hablar, de esa enfermedad punzante, pesada y dolorosa en la familia que no le da la gana de marchar?
Y, por último, ¿qué escritores te inspiran para coger el boli y no parar de escribir?
Soy fan del monstruo de Gabriel García Marquez, del sucio realista de Raymond Carver, me gusta mucho leer a cuentistas contemporáneos como Fernando Iwasaki, Clara Obligado, Jhumpa Lahiri, Clara Matas y otra veintena más para no alargarme. Me gusta también mucho la novela histórica, hacer viajes al pasado.