- Dices quevibrato nace de la contención. ¿Crees que la literatura actual necesita de esa «reducción»?
En un tiempo donde las palabras que más se leen son los titulares o las de twitter, quizás se imponga esa contención. Pero no, no creo que la literatura necesite reducir nada. Al contrario, la literatura es especulación, libertad del lenguaje. Otra cosa es el oficio de la escritura, para aprender a dominar el lenguaje hay que saber domarlo, y esa doma implica reducción, en todos los sentidos de la palabra.
- ¿Cómo fue el proceso de gestación de cada poema? ¿Se asemejaban o fueron experiencias dispares?
Cada gestación fue dispar, aunque algunos fueron escritos rápidamente o como una catarata, uno tras otro. Lo mismo usé las notas del iPhone, que post-its, que mi libreta de apuntes Moleskine.
El libro nace reordenando mis libros anteriores, algo que hago como cada dos o tres años, me encontré con cinco poemas muy cortos que no encajaban en ninguno, justo por su brevedad; para hacerles justicia los quise acompañar, arroparlos. Y ahí fue cuando tomé conciencia de que tenía que escribir desde la contención y me puse a prueba. La idea germinal, entonces, fue emular un vibrato, esa vibración de una sola nota, noté que era la música muda que necesitaban, por esto su reduccionismo. Porque intenta enunciar un solo aliento, una única vibración.
- Reducir el lenguaje a palabras escuetas, ¿fue doloroso?
No, más bien, fue divertido.
- ¿Tuviste algún referente durante la escritura del poemario?
Artistas amigos: Raúl Cordero, Paco Guillén, Marina Vargas, Jesús Zurita, Simón Zabell y muchos más. Pero poetas no, aunque hay poemas dedicados a amigos poetas, no tenía presente su poesía sino nuestra amistad.
- ¿A quién recomendaríasvibrato?
Al público urbanita que le gusta leer en el metro, en el bus, en las terrazas, en los lugares donde la ciudad se hace intensa, a esa gente que la palabra lo saca del ruido y los adentra en otro mundo. Porque este libro funciona casi como un recetario, y cada poema es una píldora homeopática. Si fuera por mi a todo el mundo. Pero todo el mundo cree que no tiene tiempo para leer poesía, pero la brevedad de estos textos puede ser adictiva por la velocidad de su relámpago significante. Si te engancha uno y te estremece o te roba una mueca risueña, seguramente te leerás vibrato de un tirón.